HOJA
1942
Yo soy como aquella hoja –mira—
en la desnuda rama, que un prodigio
mantiene unida aún.
Niégame pues. No se entristezca
la bella edad que en ansia te colora,
y por mí en brincos infantiles tarda.
Dime tú adiós, si decirlo no logra.
Morir es nada, difícil es perderte.
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