LA CABRA
Hoy le he hablado a una cabra.
Sola estaba en el prado, estaba atada.
De hierba harta, bañada
por la lluvia, balaba.
Aquel balido igual era fraterno
a mi dolor. Y respondí, primero
riendo, después porque hay dolor eterno,
tiene una voz, no cambia.
Sentía esa voz
gemir en una cabra solitaria.
En una cabra de rostro semita
sentía quejarse a cualquier otro mal,
a cualquier otra vida.
(Il canzoniere, 1921)
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