ÁNGEL
Oh tú que contra mí viejo en la flor
de tus años te alzas, ojos que la ira
encienden más nuestra como estrellas,
boca que con los besos dados y acogidos
armonizas palabras, ¿es quizá mi
incauto amarte un sacrilegio? Ahora esto
queda entre Dios y yo.
¡Alto cielo! ¡Mi bello amor resplandeciente!
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