Hildebrando Pérez Grande

Poemário

Chanson de Roland
A Françoise y Roland, mis pares.
Bajo el cielo salvaje de Saint Martin d’Heres,
Reverberan los locos relámpagos de enero.
Como un ciego frente al espejo astillado de su vida,
Me acicalo para viajar a la pradera interminable.
Marcho sin ningún propósito de enmienda. Dejo
Un país donde las piedras hablan, los ríos
Danzan, las mujeres arden. Para otro será
Mi espada, mi vino, las palabras. Por el ecran
Gastado de mi corazón transcurren rostros fraternos,
Paisajes ariscos y el aroma inmortal de mi dama.
No puedo ya disimular mi agonía. Tal vez mañana
Un verso me redima. El silencio es mi lenguaje.

Hildebrando Pérez Grande nació en Lima, Perú, en 1941. Premio de Poesía Casa de las Américas, 1978, por su libro Aguardiente y otros cantares. Profesor Principal de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima. - Actualmente Director de la Escuela de Literatura de San Marcos y Codirector del Taller de Poesía de San Marcos. Director Académico de la revista de Arte y Literatura MARTIN, dedicada a poetas y narradores peruanos contemporáneos. Ha sido director de la revista de poesía PIÉLAGO, codirector de la revista de poesía HIPOCRITA LECTOR, y Sub-Director de la revista de Cultura PUENTE-NIPPI. Sus poemas han sido traducidos al inglés, francés, alemán y portugués. Como lo afirma Raúl Hernández Novás: “…Hallamos en sus versos la conciencia milenaria del hombre de los Andes, tal como ha vivido en las formas poéticas folklóricas: sentido de la tierra y del paisaje, sensibilidad que se expresa a través de delicadas menciones a elementos de la naturaleza, honda solidaridad humana, comunal. Elementos naturales de tradición folklórica como la paloma, el agua, el trigo, las retamas, etc., se integraban en fragmentos que no constituían un calco, sino una recreación de formas populares como el huayno... Hildebrando Pérez Grande ya muestra una voz propia que se nutre, no de una sola tendencia determinada, sino de muchos afluentes... Uno de los valores fundamentales del poemario radica en la capacidad de imaginación. Él no es un conceptista, es un poeta que se expresa por imágenes, y estas se encuentran nítidamente recortadas. Sus imágenes no son símbolos convencionales que poco a poco van apagando su brillo, lexicalizándose; son referencias directas al mundo circundante...".