Hildebrando Pérez Grande
Entrevista de Pedro Escribano

‘‘La poesía es ética frente a la vida"
Poemario fue Premio Casa de las Américas en 1978. Nueva edición contiene textos inéditos.

Por Pedro Escribano.
Foto: Julio Angulo

Poeta Hildebrando Pérez. Al lado, la nueva edición de Aguardiente.
Cuando tuvo el poemario en sus manos, en 1978, año que Aguardiente ganó el Premio Casas de las Américas –con un jurado de lujo: Mario Benedetti, Juan Gelman, Efraín Huertas y Ramón Palomares–, Hildebrando Pérez Grande se percató de algo que al principio en él era una sospecha: haber recreado el universo e imaginario andino, las formas de vida, las conductas y estructuras sociales, las injusticias.

Y es que Aguardiente, cuya cuarta edición (Hipocampo editores) acaba de aparecer y hoy, a las 8.15 pm, será presentado en la Feria de Libro Ricardo Palma de Miraflores, tiende un puente entre la vida de aldea y los avatares de un mundo moderno.

"En ese universo –confiesa el poeta– recordé mi infancia y pude recordar cómo es que los más humildes campesinos, aquellos que no tenían tierra, en las tardes, en las noches, aliviaban su sufrimiento, sus dolores, sus fatigas, sus cansancios y acaso abrigaban alguna esperanza de una vida mejor tomando el aguardiente que traían desde Satipo, desde Concepción, porque desde esa zona venían los grandes barriles de aguardiente. Pero no solamente se embriagaban sino que como que recomponían su vida. El aguardiente no solamente es una bebida que los embriaga o los aturde sino que también era una especie de reencuentro con la vida".

–En tu libro, la mirada del poeta va desde la visión de la aldea hasta conciencia de un poeta letrado.

–Me parece importante aclarar, por lo menos en la poética mía, la entiendo como la ética frente a la vida. En esa poética yo tengo una mirada cercana, próxima, íntima, a la que me debo por historia, por tradición familiar, que es el universo andino. Pero justamente, este universo andino a mi modo de ver tiene que ampliarse. Yo lo que he tratado de hacer es darle contemporaneidad a esa voz andina. Me preguntarás por qué Aguardiente, forever. Porque no es solamente el préstamo lingüístico sino, yo entiendo, el mundo se está modernizando, que la mirada se está ampliando y no solamente de manera negativa, no hay que darle connotaciones políticas ni ideológicas negativas. Entonces, me parece que lo que yo pretendo hacer es sobre todo contemporaneizarme pero conservando las esencias.

–Si bien hay poemas de vitalidad popular, también los hay existenciales como ‘Cementerio de automóviles", que es el deterioro del cuerpo.

–Yo te puedo confesar ahora que ya hace un buen tiempo he empezado a envejecer con dignidad. Como yo suelo decir entre mis amigos, en el día empiezo a envejecer con dignidad y en las noches recupero mis fuerzas juveniles.

–Eres un Penélope…

–(Risas), Como ves, el deterioro que tú señalas se puede eludir. Con cierto coraje y con imaginación puede uno todavía estar sobre esta tierra, para nuevas batallas y canciones.

–Hace 30 años conduces el taller de poesía de San Marcos. Sebastián Salazar Bondy te diría "fabricante de poetas".

–Yo creo que el taller de poesía es el espacio donde los jóvenes poetas confirman su vocación.

–¿Ayuda a algunos a convencerse de que no son poetas?

–Claro que sí. Al taller llegan jóvenes con muchas ínfulas, muy crecidos, pero en el diálogo con sus amigos poetas se dan cuenta de que en ellos es superficial, no han sido tocado por los dioses. Para otros, el taller es el lugar donde ellos se encuentran con su tribu.

–Antes se distinguía las tendencias poéticas de cada generación, ¿ahora resulta difícil distinguir aquello?

–Creo que la escritura ahora se da cada vez más vertiginosamente. El ritmo de la escritura, de los estilos, de los lenguajes, cada vez más cambian rápidamente. Lo que quiero decir es que ahora hay que tomar distancia del devenir, en este caso el río de la poesía peruana. Cada vez estoy más convencido de que no hay generación 50, 60,70, 80, que es un solo río de medio siglo de poesía en donde obviamente hay variantes, hay cambios sutiles, en los formatos, en el lenguaje, pero que en realidad, no hay, yo particularmente ya no pongo mis manos en el fuego, en que el 50 o el 60 son dos corrientes diferentes.

–Hora Zero no estaría de acuerdo contigo.

–Ellos pueden decir "nosotros somos adánicos, somos fundadores", pero habría que ver cómo lo dicen, cuál es el lenguaje, la dicción. Lo que sí debo señalar con justicia, el aporte de Hora Zero, como de otros grupos, es enriquecer esa mirada de barrio, esa mirada de esquina, que no viene con el 50, eso es obvio. Ese es el aporte de HZ, la calle dentro de la poesía. ¿Pero también acaso Pablo Guevara no escribía sobre bajo el puente del Rímac ? En los 80, hay que subrayar el surgimiento de una voz especial: el de la mujer. Pero, pensemos, todo ese lenguaje de la calle, esa violencia verbal, esa cotidianidad de las palabras de alguna forma ya estaba en Luis Hernández. Él abre el camino, abre las puertas cuando dice "viejo fioca, mi amigo inconfesable" "viejo chesumadre", ahí entran todos hasta ahora. Lo que ha cambiado el estilo, el ritmo, sutilezas nada más.

 

EL DATO

EL POETA. Nació en Lima, 1941. Ha sido director de la Esc. de Literatura de San Marcos. Premio Casa de las Américas de poesía, 1978.

In: http://www.larepublica.com.pe/

Hildebrando Pérez Grande nació en Lima, Perú, en 1941. Premio de Poesía Casa de las Américas, 1978, por su libro Aguardiente y otros cantares. Profesor Principal de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima. - Actualmente Director de la Escuela de Literatura de San Marcos y Codirector del Taller de Poesía de San Marcos. Director Académico de la revista de Arte y Literatura MARTIN, dedicada a poetas y narradores peruanos contemporáneos. Ha sido director de la revista de poesía PIÉLAGO, codirector de la revista de poesía HIPOCRITA LECTOR, y Sub-Director de la revista de Cultura PUENTE-NIPPI. Sus poemas han sido traducidos al inglés, francés, alemán y portugués. Como lo afirma Raúl Hernández Novás: “…Hallamos en sus versos la conciencia milenaria del hombre de los Andes, tal como ha vivido en las formas poéticas folklóricas: sentido de la tierra y del paisaje, sensibilidad que se expresa a través de delicadas menciones a elementos de la naturaleza, honda solidaridad humana, comunal. Elementos naturales de tradición folklórica como la paloma, el agua, el trigo, las retamas, etc., se integraban en fragmentos que no constituían un calco, sino una recreación de formas populares como el huayno... Hildebrando Pérez Grande ya muestra una voz propia que se nutre, no de una sola tendencia determinada, sino de muchos afluentes... Uno de los valores fundamentales del poemario radica en la capacidad de imaginación. Él no es un conceptista, es un poeta que se expresa por imágenes, y estas se encuentran nítidamente recortadas. Sus imágenes no son símbolos convencionales que poco a poco van apagando su brillo, lexicalizándose; son referencias directas al mundo circundante...".

 
TriploV, December 18, 2007