La ruta del espejo

 

BERTA LUCÍA ESTRADA ESTRADA


 I PARTE 

OLVIDO 

SECRETOS DE LA TUMBA DE TERPSÍCORE


 MNEMÓSINE SE ESCONDE DETRÁS DEL VELO 

Estoy parada detrás de Mnemósine

busco sus pasos

sólo aparece el tiempo del silencio

tiempo de ausencias

tiempo de olvidos

 

Escudriño los recuerdos de mi infancia

voy tras las huellas perdidas

busco sus restos debajo de las piedras

 

El dolor esculpe mi rostro

cerrado por un inmenso candado

 

Sola, en el doblez  de la oscuridad,

contemplo la nada

 

Mi madre me negó la memoria,

sin padre, no pude armar el rompecabezas

 

Llego al puerto de donde he partido

doy vueltas en redondo

no encuentro el fanal que ilumina la noche

 

Me borro a mí misma

busco respuestas

sólo encuentro signos de interrogación

 

Leteo se esconde detrás de la bruma

espera agazapado en el cruce de cualquier esquina

escorpión dispuesto a inocular su veneno

 

Huyo,

sus ojos me persiguen más allá de mí misma,

mi terror alimenta su placer

 

El sonido de un rayo retumba en mis oídos,

recupero imágenes,

pegasos, fuego alado, inundan el aire

hambre, desolación y muerte

fuera de la gruta, olivares devastados

 

Ligera de equipaje, inicio la larga travesía,

multitud de harapos me rodean,

aún tenía remembranzas,

hoy, el peso del silencio

 

El juego de la comedia me hizo su protagonista,

entre tantos personajes olvidé mi esencia


MI MEMORIA SE DESPOJA

1

Me fundí en la noche,

Atenea, la virgen,

me condenó al ostracismo dentro de mí misma

-El miedo a la nada, el terror al vacío,

me sumergieron en el olvido-

No pude unir los retazos de la memoria

mis manos de tejedora no recordaron los gestos

debí huir de la morada de Penélope

 

 

Mnemósine, cara al artista,

me dio la espalda

busco cobijo en el silencio

no pronuncio su nombre

he ahí mi revancha

6

Mi memoria es una linterna de sombras,

Caronte la contempla extasiado,

su mortecina luz titila

en los espesos bancos de calígine

7

El terrible caos, visitante de las horas mustias,

llega en la soledad de la última luz

8

Hace tiempo olvidé la existencia de mi brazo izquierdo,

me pasé a vivir al cuerpo de una extranjera sin reminiscencias

desierto de palabras

desierto de imágenes

desierto de gestos

barquero que me abandonó en medio del río Leteo

-olvidé cómo llegar a la otra orilla-

-Alguna vez, en otra vida, repetía cientos de versos como una rapsoda; aún sabía usar mi brazo izquierdo, aún sabía nadar hasta la otra orilla-


EL QUITÓN DE EURÍDICE

1

Creí llegar a la cima

-era sólo el comienzo del abismo-

quise disipar las tinieblas que surgían a mi paso

invocando los pasos de la danza,

ningún movimiento obedeció a mi deseo

había iniciado el aprendizaje del olvido

había iniciado el aprendizaje de la muerte

había iniciado el viaje a la nada

-somos llamas que se alumbran y se apagan-

aprendí que todo comienzo tiene un fin

así nos cosamos los párpados para no verlo

 

Condenada a la mudez

emprendí el descenso a los infiernos

 

Envuelta en el quitón de Eurídice

me convertí en prisionera de mí misma

 

Exilio, tumba ignorada,

su pájaro protector devorado por un halcón

 

Soy sombra errante en la estación del hielo,

los dedos de la muerte tocaron mis mejillas

detrás de mí había una ruta

delante, el desierto blanco

 

No dudé de las ilusiones,

dancé detrás de la gloria,

sólo me interné en el camino de la sombra,

las horas pasadas no tienen retorno

aunque las busqué debajo de las rocas

2

Sentada en el filo del tiempo

escucho el canto de Lencosea,

-llama al país del llanto-

lo conjuro con mi cítara

 

Observo a Dionisos,

su danza ritual corteja la vida y la muerte

 

La nao de Leteo emerge de la neblina

-su vela, una vieja mortaja-

un fantasma, sin tiempo ni leyenda,

maneja el timonel

Fui mascarón de proa,

escruté la nada

crucé el umbral del silencio

el portón se cerró a mi paso

me convertí en sombra

en rehén de una cárcel sin verbo

 

Un siniestro cancerbero, oculto en la necrópolis,

enjaula mi memoria

detrás de rejas de soledad y angustia


A LA LUZ DEL FAROL DEL POETA 

Nací en la noche de los tiempos,

a la luz de la tea del poeta

me di a luz a mí misma

 

Mitigo el tiempo de los pasos perdidos,

la máscara de piedra fue mi semblante,

ocultó las zanjas infringidas por Geras,

engañó a Tánatos, amo y señor del último sueño

 

Beso la tierra, observo la grieta del mundo,

en ella se refleja un rostro despavorido,

una sonrisa ficticia

ondea en los labios secos y  avejentados

 


II PARTE 

MEMORIA  

BANQUETE EN LAS ESTANCIAS

SECRETAS DE LA MEMORIA


TRAS LAS HUELLAS DE SHEREZADA, DINAZARDA Y JAZMÍN

La exiliada se refugia en sueños ajenos

olvida sus pesadillas

se evade de cuento en cuento

va tras las huellas de Sherezada

 

La Daga, forjada en las grutas del desierto,

espera ansiosa la llegada de la aurora

sabe que el canto de los pájaros,

encerrado en su memoria,

la hará recitar otra oda a la muerte

 

Sherezada llega a palacio ligera de equipaje,

su aljuba oculta la mortaja

tejida en las antiguas estancias de Penélope,

la Daga lo sabe, ansiosa espera la salida del sol

 

Los pasos del Califa, descendiente de los Abasíes, resuenan en las galerías de mármol

 

El espejo no refleja su pálida figura

las pisadas silenciosas,

pasos de felino en las noches de pesadumbre,

no mitigan el desamparo de Sherezada

el miedo la hace etérea, casi invisible

 

Sólo tiene la palabra para ver otro amanecer

para engañar otra vez a la Daga

para mirarse en la noche siguiente en los ojos del amante;

sin ella Sherezada sería la amada perpetua de la Daga

y el olvido perenne del Califa,

sin ella Sherezada sería otro grano en la arena del desierto

espejismo que erra detrás de las caravanas de beduinos

les hace perder el rumbo

los convierte en perpetuos habitantes de las dunas


LA MEMORIA SE FORJA EN BAGDAD

Sherezada, llama de la noche de los tiempos,

discípula secreta de Hefestos,

testigo muda de los amores de Afrodita

cogita al calor de la fragua,

estaña las remembranzas

 

Sherezada, sacerdotisa de las quimeras,

delinea la aurora, vence al crepúsculo

 

-En otros tiempos, en la hoguera del desierto, la esposa del califa repitió, con el esclavo de turno, los amores ilícitos de Afrodita. El Califa Shariar, identidad secreta de Hefestos, la entregó a la Daga. Cientos de vírgenes del reino abasí pagaron con su vida los desmanes amorosos de la reina-

 

Sherezada, ama del fuego,

lo acaricia con su lengua,

el hierro fundido se desliza entre sus dedos,

lo abraza en su propia forja

 

Parada frente a un yunque,

con la lumbre quemándole las manos,

Sherezada, herrera de vocablos,

suelda las sílabas

moldea imágenes, crea verbos

 

Sherezada, viajera de la palabra y  del tiempo

su voz, compañera de los espejismos del desierto

 

La Memoria se contempla en la superficie de las aguas del Tigris

teme ahogarse en sus profundidades

y desaparecer en su remolino,

huye del silencio

 

-En cada aurora, y tras una interminable travesía, Sherezada siente su frágil cuerpo descender del lomo de un viejo camello-

 

Sherezada, gata silenciosa,

se desliza cada noche por los vericuetos de la memoria

sale indemne de su laberinto

 

Un olor a alcanfor precede a la tormenta de arena

canta los duelos del mégano

simula alegría

esconde desamparos

 

La voz viene de las profundidades de la historia

atraviesa eras geológicas

SOMOS SOMBRA Y OLVIDO

Sherezada, hija de la noche,

acaricia su cabellera,

huele a áloe y canela

venidos de reinos recónditos de la ruta de la seda


ESTANCIA DE LAS DOS HERMANAS

 

“En este jardín yo soy un ojo”
Verso escrito en el Mirador de Lindaraja
Palacio de los Leones- La Alhambra

 

Celosa del resplandor del rostro de Sherezada

la luna sale de su escondite,

le llega el eco de las palabras de la cautiva:

En este naranjal yo soy la evocación

soy la hilandera errante

que tejió con su canto el manto sagrado de Alá

Cruzado el umbral de la puerta

ya no habrá lugar para mí en las estancias secretas

mi corazón pertenecerá a la Daga

mi alma no tendrá reposo

caeré al pozo de la nada

 

Sherezada, háfiza del tiempo primigenio,

oculta en su garganta códigos antiguos,

abre los cuartos que cobijan el verbo

 

En el patio de los naranjos

Sherezada camina entre los árboles

su olor, mezcla de remembranzas de la casa paterna,

queda diluido en el fondo de una taza de té

 

Sherezada, alhaquina milenaria,

arrastra un carcaj con los retazos de su infancia,

cose vestigios de civilizaciones antiguas,

remienda recuerdos,

pone parches a las sombras del tiempo

 

En el fondo del mercado

Sherezada pesca fábulas de quincalleros

 

Sherezada, vaga, erra, boga por entre las dunas

narra crónicas olvidadas en el pozo de la memoria

 

 

Sherezada, sacerdotisa antigua del cofre sagrado,

lo abre a la hora del crepúsculo

la Luna despierta, disimula su pesadumbre

 

Sherezada, peregrina de sílabas,

las pesca en la fuente de la que emerge el canto

abre el escriño que las aprisiona desde la noche de los tiempos

 

El califa Shariar, lobo que aúlla en las noches,

conoce su pavura,

juega con ella en un tablero de ajedrez,

Sherezada, disfrazada de dama,

de peón, de  alfil, de caballo,

salta de cuadro en cuadro

los alhajados dedos del Califa

desdibujan el jaque-mate

 

Sherezada, guerrera del verbo,

-las letras, flechas que atraviesan milenios-

-su fantasía, escudo en tiempos de infortunio-

 

Palabras, colgadas una a una en el hilo de la memoria,

iluminan las estancias secretas

escenario de la danza de la sombras

hijas de los labios de Sherezada

casa de las lágrimas ocultas

 

En el imperio de la ruta de la seda

el sol no se oculta jamás,

su reflejo enciende el espejo de mil caras

rojo laberinto de la calle de los viejos muros

 

La Luna, luz cenital, abre una claraboya,

La Cautiva navega en su almozalla

 

Sherezada, fugitiva de la palabra,

su imaginación,

banquete para la eternidad

 

-En la puerta de Bazora La Alhaquina se une a la caravana de los cuarenta ladrones, se funde en un espejismo eterno-


5º ENCONTRO TRIPLOV NA QUINTA DO FRADE

Casa das Monjas Dominicanas

17 de março de 2018