En
una conversación, sin duda, aprende más quien más guarda silencio.
Privilegiado aquél que escucha a los que saben y que más tarde
participará, de algún modo, en ese diálogo. Tal es como concibo la labor
de un lector.
El
libro que ahora reseño es, precisamente, una invitación al ejercicio de
escuchar a los que saben platicando sus misterios. Así, escuchando
atentamente, sabemos cómo el poeta ha conquistado su palabra, y por ello
hemos nosotros, los lectores, conquistado alguna luz en esa bruma que no
es la biografía pero tampoco el texto: nos hemos adentrado en el
misterio. Y es que Escritura conquistada (2009) es, a final de
cuentas, un libro para saber cómo alguien leyó.
Editado
por
la Fundación
editorial El Perro y la
Rana, y el Ministerio del Poder Popular para
la Cultura de Venezuela, Escritura conquistada
se extiende hasta ser dos volúmenes de conversaciones sostenidas por el
poeta brasileño Floriano Martins con varios poetas de generaciones
diversas, a lo largo y ancho de Latinoamérica.
No deja
de ser interesante que sea un poeta en lengua portuguesa quien se lance
a esta nada modesta empresa. Conocedor profundo de la poesía
latinoamericana, Floriano Martins transita de un rincón a otro de la
lengua española en América siendo siempre un invitado con el privilegio
de quien ve las cosas desde fuera: la perspectiva. En su país, Brasil,
también incluido en el texto que ahora trato —inclusión que es en sí
misma una llamada de atención para aquellos que al hablar de literatura
latinoamericana se olvidan de nuestro lusófono vecino— su posición
histórica y personal es distinta, pues esa es la tradición en la que ha
nacido y se desenvuelve. Su voz allí situada es una voz que, aunque
alejada en el ejercicio de interlocutor, habla desde dentro, haciendo de
otro modo interesante el diálogo.
Pensando de nuevo en Brasil y su tradición literaria, no es casual que
la primera conversación con un poeta brasileño—José Santiago Naud— se
titule precisamente Rostros de nuestra americanidad. Tal es, yo
creo, una de las más fecundas posibilidades de Escritura conquistada,
al menos para los lectores hispanohablantes: hacernos ver desde fuera
las tradiciones propias y, desde dentro, la que habremos de apropiar.
Digo esto para invitar al lector a seguir la pista de la poesía
brasileña e incorporarla, como Martins ha hecho con casi todos los otros
países del continente, a su noción de poesía latinoamericana.
Mencionar parte de la nómina de poetas reunidos vale la pena, pues da
cuenta de la importancia de la publicación. Menciono algunos: Francisco
Madariaga y Susana Giraudo (Argentina), Eduardo Mitre (Bolivia), Roberto
Piva y Claudio Willer (Brasil), Fernando Charry Lara y Armando Romero
(Colombia), Enrique Gómez-Correa y Pedro Lastra (Chile), Pablo Antonio
Cuadra (Nicaragua), Gerardo Deniz (México), Carlos Germán Belli y Javier
Sologuren (Perú), Eugenio Montejo y Juan Calzadilla (Venezuela) etc.
Aunque apuntando a veces en direcciones distintas, el magisterio de los
interlocutores no se agota.
Más de
50 autores de 20 distintos países, generaciones, tendencias y estilos se
reúnen en Escritura conquistada. Como es de esperarse son
profusos los cruzamientos, contrapuntos, intertextualidades y relaciones
personales tendidas de una página a las demás, obligando al lector a
darse cuenta de que la poesía latinoamericana no puede ser vista como un
archipiélago. El diálogo establecido con los poetas (todos ellos
centrales en cada una de sus tradiciones) es siempre un hilo que,
suficiente en sí mismo, no deja de ser parte de una red mayor.
Un
ejemplo es lo que el poeta chileno Enrique Gómez-Correa (1915-1995)
—figura central para entender el surrealismo en Latinoamérica— dice
acerca del grupo Mandrágora y su relación con otros grupos dentro y
fuera de Latinoamérica:
El
grupo Mandrágora tuvo desde sus inicios muy buenas relaciones con los
surrealistas franceses, belgas, españoles, holandeses, ingleses, suecos,
alemanes, yugoslavos y de los países sudamericanos como Argentina (Aldo
Pellegrini, Enrique Molina, Julio Llinás, Raúl Gustavo Aguirre); Perú
(César Moro, Méndez Dorich, Westphalen); Venezuela (Juan Sánchez
Peláez); países centroamericanos (el grupo dominicana de “La poesía
sorprendida” que fue, en cierto modo una proyección de
la Mandrágora gracias al escritor y poeta chileno
Alberto Baeza Flores). Igualmente en Cuba (Lam), Haití y
La Martinica. Hasta hoy mantengo correspondencia con
los poetas colombianos Oscar González y Raúl Henao (Medellín). También
estos lazos se han mantenido con los surrealistas estadunidenses (en
Chicago Franklin Rosemont como antes con Man Ray) y de Canadá a través
de nuestro amigo el poeta y artista Ludwig Zeller. Otro tanto con
respecto de México.
¿Cómo,
después de una declaración así en un libro como éste, seguir pensando
que las poesías nacionales son solamente eso? El libro sin embargo va
más lejos y se adentra en las poéticas de los autores, en lo que ellos
piensan de la poesía y la labor del poeta en el mundo, y en ese abierto
campo surgen fértiles paralelismos y fecundas oposiciones. Se termina
con ello, de una vez por todas, de desdibujar la distancia mientras que
se delinea claramente la silueta de cada poeta, de cada tradición: las
fronteras se transforman en contornos.
Para
quienes aman la literatura latinoamericana, Escritura conquistada
es un libro interesante. Para quienes aman su poesía es un libro
necesario, porque invita a callar para escuchar cómo alguien, quien más
sabe, alguna vez leyó. |
Floriano Martins (Brasil, 1957), poeta, ensayista,
traductor y editor. Se ha dedicado en particular al estudio de la
literatura hispanoamericana, sobre todo en lo que respecta a la
poesía. Desde el espacio que creó en el año 2000 de la revista
electrónica Agulha –actualmente Agulha Hispânica–,
ha intentado reconocer, en el escenario múltiple de la cultura
contemporánea, las más valiosas individualidades, iluminando las
zonas oscuras imputables a las editoriales brasileñas.
Escritura Conquistada
tuvo una edición fuera de mercado, publicada en Brasil, en 1998, con
los auspicios de
la Biblioteca Nacional y de
la Universidad de Mogi das Cruzes. En aquella
ocasión el libro incluía una selección de veinticuatro entrevistas y
abarcaba once países. Al no haber sido comercializado, no alcanzó a
gran parte del público lector, pero tuvo una sorprendente recepción
por parte de la prensa, que destacó su carácter necesario. Entre
tanto, varias de esas entrevistas y otras realizadas posteriormente
encontraron acogida en periódicos y revistas de diversos países, e
incluso algunas fueron colectadas en formato libro, o como dossier
de revistas, tanto en América como en Europa. El real interés por
escuchar la palabra del otro, que todo ello demostró, es el motivo
de esta nueva edición ampliada.
Esta
edición actual así se configura: Escritura Conquistada –
Conversaciones con poetas de Latinoamérica, tomos I y II.
Fundación Editorial El Perro y
La Rana. Caracas, Venezuela. 2010.
El libro se constituye mapa incuestionable de perspectivas de la
poesía en toda América Ibérica, en la totalidad de sus veinte
países, y son los siguientes los poetas entrevistados: Francisco
Madariaga,
Jorge Ariel Madrazo,
Rodolfo Alonso y Susana Giraudo (Argentina); Eduardo Mitre, Vilma
Tapia Anaya y Gary Daher Canedo (bolivia); José Santiago Naud, Ivan
Junqueira, Roberto Piva, Claudio Willer, Sérgio Campos, Moacir
Amâncio y Marco Lucchesi (Brasil); Fernando Charry Lara, Armando
Romero y Gonzalo Márquez Cristo (Colombia); Enrique Gómez-Correa,
Ludwig Zeller (con participación especial de Susana Wald) y Pedro
Lastra (Chile); Carlos Francisco Monge (Costa Rica); Carlos M. Luís
y Rodolfo Häsler (Cuba); Juan Carlos Mieses y José Mármol (República
Dominicana); Rodrigo Pesántez-Rodas (Ecuador); Claribel Alegría y
José Roberto Cea (El Salvador); Otto-Raúl González y Francisco
Morales Santos (Guatemala); Roberto Sosa (Honduras); Gerardo Deniz y
José Ángel Leyva (México); Pablo Antonio Cuadra (Nicaragua); José
Guillermo Ros-Zanet (Panamá); Renée Ferrer (Paraguay); Javier
Sologuren, Carlos Germán Belli y Américo Ferrari (Perú); Manuel de
la Puebla (Puerto Rico); Amanda Berenguer, Marosa
di Giorgio, Circe Maia y Alfredo Fressia (Uruguay); y Juan Liscano,
Gustavo Pereira, Juan Calzadilla, Alfredo Silva Estrada, Eugenio
Montejo y Luis Alberto Crespo (Venezuela). |