NATURAL?! O QUE É ISSO?
ABERTO O COLÓQUIO
De 2.11.2003 a 21.05 2004
INICIATIVA DO PROJECTO LUSO-ESPANHOL
"NATURALISMO E CONHECIMENTO
DA HERPETOLOGIA INSULAR"
Subsidiado pelo CSIC (Madrid) e ICCTI (Lisboa)


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EL SECRETO OCULTO DETRÁS DE LA PERCEPCIÓN LÓGICA
REINHARD HUAMÁN MORI
 
La aparición y desaparición de Mundos, es como el flujo y el reflujo regular de las mareas.
La Doctrina Secreta. Volumen I. p. 80
 

Cuando se pronuncia el vocablo Naturaleza de inmediato la relación cognitiva es la idealización de un paisaje en donde no hay vestigio alguno de civilización y progreso. Un espacio verde, paradisíaco, donde una maraña de seres irracionales convive en un orden estático frente a una movediza ciudad posmoderna. Muchas veces aquellos pensamientos son producto de un materialismo arraigado que se niega a ir más allá de una lógica miope y adormecedora. Este es el origen humano del equívoco. Ciertamente, al referirnos a la Naturaleza no debemos recurrir a las ciencias materiales sino a la metafísica. Es decir, más que un error de cálculo es un error de "método". La naturaleza que nos rodea, en la que vivimos, no es sino la traza de una escritura mayor, la evidencia de una Causa Absoluta que por completo desconocemos y desconoceremos. Mi enfoque sobre la Naturaleza parte de la concepción teosófica sobre el origen del mundo. De acuerdo con lo señalado en La Doctrina Secreta los mundos se construyen y destruyen a partir de la exhalación e inhalación del Aliento:

La aparición y desaparición del Universo se describen como la espiración e inspiración del "Gran Aliento", que es eterno; y que siendo Movimiento, es uno de los tres aspectos de lo Absoluto, siendo los otros dos el Espacio Abstracto y la Duración. Cuando el Gran Aliento se expele es llamado el Soplo Divino, y se le considera como la respiración de la Deidad Incognoscible -la Existencia Única-, la cual exhala un pensamiento, por decirlo así, que se convierte en el Cosmos. De igual modo, cuando el Aliento Divino es inspirado, el Universo desaparece en el seno de la Gran Madre, que duerme entonces "envuelta en sus Siempre Invisibles Vestiduras". [La doctrina Secreta: Volumen I: 1974: 101].

En realidad este devenir no es para nada sencillo. Hay una serie de factores y de escalas, peldaños que todo este proceso debe seguir. Sin embargo, para explicar la idea de Naturaleza es conveniente utilizar el modelo plotiniano sobre el origen, ya que es parecido al de la teosofía y, sobre todo, menos complejo que el anterior, aunque no por ello simple [1]. Para Plotino el Mundo Sensible, nuestro mundo, es el resultado de la unión de la parte inferior del Alma Universal [2] y la Materia. En este Mundo Sensible se encuentra la materia, y ella es privación y no ser verdadero, es una apariencia de lo que efectivamente es y desconocemos, puesto que la realidad se encuentra en el Mundo Inteligible, donde mora la Unidad Absoluta o Uno. Entonces, para Plotino, la Naturaleza tiene por fin la contemplación, ya que permanece inmóvil en sí misma en relación a la materia, que sin embargo se mueve [3]. Ella es forma [eidos] y no un compuesto de materia y forma, ya que la Naturaleza es una potencia que funda la materia, que es la que sufre el movimiento. Pero en su totalidad, la Naturaleza es a su vez razón, que en palabras del griego:

Si la materia se convierte en fuego, no es, en efecto, por el fuego sino por la razón, que la Naturaleza es una razón que produce otra razón. Vemos, con esto, que en los animales y en las plantas son las razones las que producen, que la Naturaleza es una razón que produce otra razón, dando algo de sí misma al sujeto sometido a su influencia, sin dejar por eso de ser ella misma. [Las Ennéadas III.: 1930: 151].

La Naturaleza, entonces, es contemplación y a su vez objeto contemplado por el hecho de ser razón. Nace de aquella acción y también produce, o sea, ser y producir son en ella la misma cosa, pues su finalidad es la contemplación del Bien, por ello debe su origen a éste y también a lo Bello. Su accionar no depende de sí sino que obedece a una fuerza superior que es el Alma Universal, por este motivo no es más que la imagen de otra contemplación mayor:

Además, lo que contempla en mí produce una obra de contemplación, como los geómetras describen figuras mientras contemplan. Pero no es describiendo figuras, sino contemplando, como dejo caer de mi seno las líneas que dibujan las formas de los cuerpos. Conservo en mí la disposición de mi madre [el Alma Universal] y la de los principios que me han engendrado [las razones formales]. Éstos, en efecto, han nacido de la contemplación; de la misma manera he sido engendrada yo. Esos principios me han dado nacimiento sin obrar, solo porque son razones más potentes y porque se contemplan a sí mismos. [Las Ennéadas III.: 1930: 153].

Siguiendo en esta misma línea de pensamiento, encontramos que Giordano Bruno sostenía una idea bastante cercana a la teosófica y neoplatónica sobre la Naturaleza. Para el dominico, ésta es una emanación proveniente de la divinidad. Pero lo que él consideraba divinidad no era sino el dios cristiano de las Escrituras, mientras que para Plotino es lo Uno y en la Teosofía es el Espacio [4]. Bruno pensaba que la diversidad de seres naturales provenía también de una Unidad [Dios = Naturaleza], y que el principio divino y material residen allí mismo, en la Naturaleza. Será el Alma -tanto en Bruno como en Plotino - el principio [5] que de origen y forma a la Natura tal como la conocemos, es "naturaleza misma en su proceso inmanente" [6]: la prima e principal forma naturale, principio formale e natura efficiente, è l'anima de l'universo: la quale è principio di vita, vegetazione e senso in tutte le cose, che vivono, vegetano e sentono. [Della Causa, Principio e Uno: 2000: 3].

Como se puede advertir, la Naturaleza es una representación de algo que es Absoluto, infinitamente Grande y que es imposible de aprehender [7]. Sin embargo, la Naturaleza a pesar de su condición es una forma entre otras que ha venido adoptando, no por disposición propia, sino por influjo externo y de mayor poder. En las páginas de La Doctrina Secreta lo natural adquiere su forma gracias a la intervención de la Triple Deidad [Chaos-Theos-Kosmos]. Esta deidad es un cúmulo de opuestos: bueno-malo, masculino-femenino, positivo-negativo y se torna Incognoscible cuando se encuentra en estado latente o Pralaya. Es a partir de esta tríada divina que se producen los cuatro elementos fundacionales de la Naturaleza [8]:

Todos los Elementos Cósmicos, tales como el Fuego, el Aire, El Agua y la Tierra, participan de las cualidades y defectos de sus Primarios, y son, en su naturaleza, Bien y Mal, Fuerza o Espíritu, y Materia, etc.; y por lo tanto, cada uno de ellos es a la vez Vida y Muerte, Salud y Enfermedad, Acción y Reacción. Están constantemente formando Materia bajo el impulso incesante del Elemento Uno, el Incognoscible, representado en el mundo de los fenómenos por el Æther. Ellos son los "Dioses inmortales que dan nacimiento y vida a todo". [La Doctrina Secreta: Volumen II: 1974: 56-57].

Si bien es cierto, la constante producción de formas se da por un impulso incesante, pero para Plotino es mediante la contemplación. Esta acción no es estática ni inmóvil. Hay una correspondencia entre la Naturaleza y la Inteligencia y todo lo que sea producido es objeto de contemplación. Nos dice Plotino que para vivir, el objeto a contemplar y del pensamiento debe ser la Vida misma. Así, cuando el filósofo griego explica la generación lo resume al acto contemplativo, y lo hace con estas palabras:

Todo se deriva, así, de la contemplación; todo es contemplación; los seres verdaderos, y los seres que éstos engendran al entregarse a la contemplación y que son, a su vez, objetos de contemplación, ya sea para la sensación, ya para el conocimiento, o ya para la opinión. Las acciones - y, al igual que ellas, el deseo - tienen como fin el conocimiento. La generación tiene como principio la especulación, y va a dar en la producción de una forma; es decir, de un objeto de contemplación. Las substancias engendradas, siendo como son imitaciones de los seres, muestran que los principios generadores tienen como fin, no la generación ni la acción, sino la producción de obras que sean a su vez contempladas. A la contemplación aspiran el pensamiento discursivo y, por bajo de él, la sensación, y uno y otra tienen como fin el conocimiento. Por debajo del pensamiento discursivo y de la sensación, finalmente, está la naturaleza que, llevando en sí misma un objeto de contemplación, una razón espermática, produce otra razón: la forma visible. [Las Ennéadas III.: 1930: 158].

Aquella forma visible no es sino la misma que nosotros contemplamos con nuestros sentidos, sin embargo el conocimiento no será jamás equitativo. Baste, pues, hasta aquí lo expuesto, ya que todo aprendizaje es una búsqueda en solitario [9]. Entonces, la Naturaleza es una apariencia de algo mucho mayor, mas no su fiel reproducción. Ello es lo que sucede en cada semilla que despierta en árbol, en cada otoño que renueva la tierra, en toda crisálida que abandona la cáscara: una constante regeneración, una contemplación, el abrir y cerrar de un plano mayor. Este constante ir y venir de mundos, de imágenes y dimensiones tiene su equivalente a menor escala en los ciclos de vida de la tierra, en la abundancia y la escasez del alimento en las sabanas, en las aguas que resbalan de las cataratas y se elevan nuevamente por sobre la tierra, etc. Se cumple, entonces, la máxima de Hermes depositada en la Tabla Esmeralda: "Lo que es arriba es como abajo y lo que es abajo es como arriba", que no significa sino que todo lo que sucede en las grandes esferas de la existencia se cumple también es este pequeño mundo. Esto es lo que ocurre en la Naturaleza: una estancia que refleja los cambios que se producen en el Espacio, un "algo" que no es más que una ilusión [10], una apariencia que esconde un secreto y no una realidad convencida de serlo. Un orbe que mantiene un movimiento circular cuya forma es la de un cuenco que contiene la Sabiduría, o tal como diría Yeats: Plato thought nature but a spume that plays / Upon a ghostly paradigm of things.

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Bibliografia

Bastidas, Patricia Inés. "Neoplatonismo en Roma: Plotino". En: www.ideasapiens.com/filosofia.ac/roma/neoplatonismo.%20_en_roma.htm

Blavatsky, H. P. La Doctrina Secreta. Volumen I y II. Buenos Aires. Kier. 1974.

--------------------- "¿Qué es la Teosofía?"En: /www.teosofia.com/hpb/5001.html

--------------------- La clave de la Teosofía. Buenos Aires. Kier. 1987.

Bréhier, Émile. La filosofía de Plotino. Buenos Aires. Editorial Sudamericana. 1953.

Bruno, Giordano: Della Causa, Principio e Uno. En: www.rescogitans.it/ita/Biblioteca/De%20la%20causa/fronte.htm

Fusaro, Diego: "Giordano bruno". En: www.filosofico.net/bruno.htm

Hermes Trimegisto. Corpus Hermeticum y otros textos apócrifos. Madrid. Edaf. 1998.

López, Oliver Eduardo: "El naturalista del Humanismo". En: www.enfocarte.com/4.23/filosofia3.html

Plotino. Las Ennéadas. Tomo II. Madrid. 1930.

Uña Juárez, Agustín. "Plotino: El sistema del Uno. Características generales". En: www.cita.es/filosofar/Plotino/

Yeats, W. B. The collected poems of W. B. Yeats. New York. Scribner Paperback Poetry. 1996

 
Notas

[1] Helena Petrovna Blavatsky en su artículo "¿Qué es la Teosofía?" señala la importancia del pensamiento de Plotino para la doctrina teosófica: "Plotino, el discípulo de Ammonio: 'aquel que Dios instruyó', nos dice que la gnosis secreta o el conocimiento de la Teosofía, tiene tres grados: opinión, ciencia e iluminación. 'Los medios o el instrumento del primero son el sentido o la percepción, del segundo la dialéctica y del tercero la intuición, a la cual está subordinada la razón. La intuición es el conocimiento absoluto que se cimienta en la identificación de la mente con el objeto conocido'."

[2] Plotino concibe el Todo como una emanación espontánea a partir del Unum. Es decir, el principio primero es lo Uno, lo Absoluto, es Perfecto, Indivisible, Acto Puro, Autosuficiente, Eterno e Infinito. De él emana la Inteligencia Suprema, que pasa de lo inconsciente al conocimiento consciente de sí mismo, de la realidad absoluta mediante la contemplación del Uno que es su fin. El tercer principio es el Alma Universal, que viene a ser como una imagen de la Inteligencia Suprema y el ejercicio de su actividad, desconoce por completo el Uno, pero sí el de las Ideas o la Inteligencia. De este principio proceden todas las almas y formas sensibles gobernando el universo material. Estos tres forman una tríada, la Tríada Universal.

[3] En relación a la Materia la Naturaleza se mantiene quieta pero no del todo, es decir, se debe tomar en cuenta todos los principios. Él lo explica del siguiente modo: Pues del mismo modo hay en la Naturaleza una potencia que permanece inmóvil, pero que obra sin ayuda de las manos. Esa potencia permanece inmóvil en su totalidad: no necesita tener partes que permanezcan inmóviles y otras que se muevan. La materia es únicamente quien sufre movimiento; la potencia formatriz en modo alguno es movida. Si la potencia formatriz fuese movida, ya no sería el primer motor; el mismo primer motor ya no sería entonces la Naturaleza, sino lo que sería inmóvil en conjunto. -Sin duda, se dirá acaso, la razón espermática permanece inmóvil, pero la Naturaleza es distinta de la razón y es movida-. Si se habla de la Naturaleza entera, hay que comprender en ella a la razón. Si sólo se considera como inmóvil a una de sus partes, esta parte será también la razón. Las Ennéadas III.: 1930: 150-151.

[4] En el Volumen I de La Doctrina Secreta Madame Blavatsky al comentar "La evolución cósmica en las Siete Estancias del Libro de Dzyan" dice lo siguiente: El 'Padre', el Espacio, es la Causa eterna, omnipresente de todo; la incomprensible DEIDAD, cuyas 'Invisibles Vestiduras' son la raíz mística de toda Materia y del Universo. Es el Espacio la única cosa eterna que podemos fácilmente imaginar, inmutable en abstracción, y sobre la que no ejerce influencia ni la presencia en ella, ni la ausencia de cualquier universo objetivo. No tiene dimensión en ningún sentido y existe por sí mismo. El Espíritu es la primera diferenciación de 'AQUELLO', que es la Causa sin Causa así del Espíritu como de la Materia. Según enseña el Catecismo Esotérico, no es ni el 'vacío sin límites', ni la 'plenitud condicionada' sino ambas cosas. Fue y siempre será".

[5] Giordano Bruno diferencia la Causa del Principio: C'é differenza tra dire causa e dire principio: causa é quando qualcosa produce restando fuori dalla cosa prodotta ["ciò che concorre alla produzione delle cose esteriormente, ed ha l' essere fuor de la composizione"], principio é quando qualcosa é parte di ciò che ha prodotto ["ciò che intrinsecamente concorre alla costituzione della cosa e rimane nell' effetto"].

[6] De Oliver Eduardo López en: www.enfocarte.com/4.23/filosofia3.html

[7] Para Giordano Bruno la cognición de la divinidad es posible parcialmente, como si la verdad fuese una sombra, o el reflejo de un espejo, como en el mito platónico de la caverna en donde los objetos no son apreciados en su totalidad y certeza.

[8] En el Poimandres podemos advertir la forma de interactuar de la Naturaleza y de crear los elementos y la materia: Y la Naturaleza, tal como la Mente, la Hacedora, quiso, produjo a partir de los elementos de tendencia descendente animales carentes de razón; pues ella ya no tenía consigo a la Palabra. El aire produjo pájaros, y el agua peces. [Corpus Hermeticum y otros textos apócrifos: 32: 1998].

[9] Dentro del pensamiento gnóstico y oculto la razón de vida es un aprendizaje que cada uno emprende. Ya en el Poimandres se dice lo siguiente: Pues es la función del hombre contemplar las obras de Dios; y para este propósito fue hecho, para que pudiera ver el universo con asombrada admiración, y llegase a conocer a su Hacedor. [Corpus Hermeticum y otros textos apócrifos: 50: 1998].

[10] En otras palabras, es el Mâyâ teosófico: o Ilusión, es un elemento que entra en todos los seres finitos, dado que todas las cosas que existen poseen tan sólo una realidad relativa y no absoluta, puesto que la apariencia que el noúmeno oculto asume para cualquier observador, depende de su poder de cognición. [La Doctrina Secreta: Volumen I: 1974: 98].