BERTA LUCÍA ESTRADA ESTRADA
Berta Lucía Estrada Estrada (Colombia) realizó estudios de literatura en la Pontificia Universidad Javeriana (Bogotá), un Maestría y un Diploma de Estudios Profundos (DEA) en literatura en la Universidad de la Sorbona (París- Francia), una Especialización en Docencia Universitaria en la Universidad de Caldas. Publicaciones: Un regalo para la abuelita y Léeme una poesía con la luz apagada (literatura infantil), …de ninfas, hadas, gnomos y otros seres fantásticos (manual de literatura infantil y juvenil), Las cuatro estaciones, Féminas o el dulce aroma de las feromonas, seguido de Voces del silencio y un ensayo ¡Cuidado! Escritoras a la vista… Ganadora del Premio Especial, fuera de concurso, Ediciones Embalaje del Museo Rayo 2010. Se desempeñó como docente universitaria en las áreas de lengua francesa, literatura hispanoamericana y francófona en la Universidad de Caldas. Durante 10 años trabajó en la Unidad de Cultura de la Alcaldía de Manizales.
Maria Estela Guedes (Portugal, 1947) es una intelectual de primer orden. Es poeta, ensayista, crítica literaria y de arte, dramaturga, gestora cultural; además fue directora del Museo de Historia Natural y Ciencia de Lisboa. Es miembro de la Asociación Internacional de Críticos Literarios y de la Sociedad Portuguesa de Escritores; y sobre todo, es una investigadora y gran conocedora de la obra de Heberto Helder, el poeta oscuro portugués. Hoy en día dirige la prestigiosa Revista literaria y cultural Triplov.
Tuve el privilegio de conocer a esta gran poeta y gran ser humano en julio de 2017 cuando fuimos invitadas por Carolina Ilica y Dumitru Ion, directores del Festival Internacional de Poesía de Curtea de Argès (Rumania); y luego, en el 2018, asistí a dos de los Encuentros de Poesía Triplov que ella realiza en la ciudad de Lisboa. Y ahora he tenido el honor de traducir su último libro, Clítoris Clítoris (Ediciones Uratao – Portugal y Brasil, 2019).
Y la presente edición de este ensayo poético es dirigida por el poeta, ensayista, traductor y editor de la Revista Cultural Agulha, Floriano Martins. Martins es un investigador de la literatura hispanoamericana y del Surrealismo y su influencia en la poesía y la pintura latinoamericana.
Es de anotar que esta publicación es trilingüe, portugués, francés y español. En el mes de octubre 2019 Estela Guedes me envió su libro recién publicado, lo leí con verdadero placer estético y sobre todo intelectual. Es un libro que me sorprendió desde todo punto de vista; y eso es precisamente lo que yo espero de la literatura. Me gustan los libros que me dejan perpleja, me gustan las obras originales, diferentes, las que bucean en mundos inexplorados, y que al mismo tiempo son polémicas.
Y nada más polémico que Clítoris Clítoris; yo diría incluso que es disruptivo. Lo leí inicialmente en portugués, y debo aclarar que aunque no hablo esa hermosa lengua la entiendo y puedo leerla; y por supuesto eso no me habilita para traducir un poema. Se preguntarán entonces como me convertí en su traductora al castellano. Pues bien, la respuesta es simple, Estela Guedes y yo nos comunicamos en francés; una lengua que las dos conocemos muy bien, que amamos y admiramos. Así que le propuse que tradujera este magnífico libro al francés y que yo lo haría luego a mi lengua materna, el castellano. Ya para entonces le había traducido tres poemas que fueron publicados en la Antología del Festival Internacional de Poesía de Curtea de Argès (versión 2019). El reto era enorme y Estela Guedes lo aceptó.
Su traducción no sólo es muy hermosa sino muy bien lograda; lo que habla de su enorme conocimiento de la lengua francesa; así que traducirlo al español no representaba mayor dificultad. Por supuesto, queda la parte estética; así que espero que les guste. La traducción de poesía conlleva riesgos y a menudo es una recreación.
Ahora bien, después de esta pequeña, pero necesaria introducción, pasaré a hablar un poco del poemario Clítoris Clítoris. Cada poema, cada estrofa, cada verso, es como un dardo lanzado al ojo del huracán. Ningún lector (entiéndase hombre o mujer) saldrá indemne de esta lectura. Inevitablemente el libro lo conducirá por terrenos prohibidos por la cultura patriarcal; y por supuesto por la religión, Axis Mundi de dicha cultura.
Su sólo título, como lo anotaba anteriormente, es asaz polémico. Alguna vez leí que en los talleres de creación literaria que impartía Umberto Eco lo primero que le exigía a los alumnos era el título; y casualmente eso es algo que yo he hecho prácticamente siempre. ¿Por qué? Porque el título es el abrebocas, debe ser representativo del contenido que le permita al lector informarse desde un principio sobre la lectura que va a realizar. En otras palabras debe ser un resumen escueto y claro de toda la obra, o al menos de una parte de ella; ésto último es válido en el caso de un poemario o de una antología de cuentos. El título debe ser, en la medida de lo posible, una bitácora, una aguja náutica, que le permita al capitán del navío navegar por mares ignotos y hacer frente a vendavales y olas gigantescas sin naufragar.
En el caso del poemario-ensayo Clítoris Clítoris habría que precisar que su título es el Logos y al mismo tiempo es el Pathos. Recuérdese que el Logos significa razonamiento, discurso, argumentación, también es persuasión. Y evidentemente la palabra Clítoris -además repetida- nos atrae como si fuese un poderoso imán; en cierta forma nos atrapa e invita a su lectura -una forma de escapar a esa fuerza poderosa que es el imán-. El título también es el Pathos; otra de las formas de persuasión a las que hace alusión Aristóteles en su Retórica. El Pathos es una herramienta que utiliza el autor para cautivar, para maravillar, para sorprender; una especie de gancho con la que se atrapa al lector o al interlocutor. Y Estela Guedes utiliza este mecanismo de una forma verdaderamente sorprendente.
En su libro no hay espacio para ocultar las verdades; y sin embargo, nos las trasmite
de una forma donde prima la poética. Es decir, Estela Guedes nos recuerda la importancia de la Poiesis; entendida como creación; por lo tanto, capaz de transformar la realidad.
Y si hablo de Poiesis, y de su poder de transformación – en la obra que nos ocupa-, es porque si el lector lee todos los poemas, si es capaz de luchar contra sus propios prejuicios y tabúes, sobre todo si es capaz de vencerlos, al final sentirá que de una u otra forma él ha nacido de nuevo; que es otra persona. Es decir, se ha cambiado de máscara. Y si afirmo ésto es porque hay que tener en cuenta la etimología de la palabra Persona, del griego Prósopon. O sea, la máscara que los actores se ponían para hacer énfasis en los diversos sentimientos que querían mostrarle al espectador. Además la máscara tenía un abertura a la altura de los labios por lo que las palabras salían con fuerza de la boca del actor y podían ser fácilmente escuchadas por el auditorio. Y las palabras –léase texto- incidían directamente en el estado anímico de los espectadores, podían pasar de la hilaridad a la tristeza y al llanto.
Clítoris Clítoris, el poemario de Estela Guedes, no nos produce ni hilaridad ni llanto; en cambio si nos produce tristeza, rabia, cólera, indignación; queremos aullar de dolor ante la terrible condición de la mujer en la sociedad patriarcal. Es un libro que explora, denuncia, hurga en la condición de la mujer, en su sexualidad y en el “sitio” infame que ocupa en el patriarcado.
El Clítoris, ese pequeño órgano, cuya función principal es el placer sexual de la mujer, es ignorado y convertido en algo “vergonzoso”. Tan vergonzoso que ni siquiera lo nombramos; y lo que no se nombra no se conoce, no existe. O bien se mutila; como es la circuncisión femenina -más conocida como ablación-; una práctica aberrante que se lleva a cabo en muchas comunidades musulmanas, en algunas tribus animistas del África negra, incluso en algunas comunidades cristianas y judías. La mutilación genital femenina es una práctica atroz practicada también por la comunidad Embera Chamí (Colombia) a las bebés recién nacidas.
Por supuesto Estela Guedes se pregunta cómo es posible que ésto ocurra en comunidades tan disímiles y tan lejanas las unas de las otras.
“¿Por qué se repiten gestos antiguos
en diferentes partes del mundo que no se relacionan entre sí?
¿Sin conexión geográfica?
¿Acaso es un mandato divino?
¿Sólo por el deseo de penetración?
O bien, en un momento dado,
¿Era el mejor remedio?” (Poema Clítoris)
De la denuncia pasa luego a hablar sobre el placer, el goce sexual, sobre la importancia de conocer nuestro propio cuerpo, de aventurarnos en él, de tocarnos, de penetrarnos con nuestros dedos:
Usted sabe o no sabe
Es cero o uno
El discurso digital no admite errores
Y el discurso genital tampoco.
Saber o no saber
En la mejor o en la peor
De las hipótesis –escoja-
No habrá hijos.
Sin embargo, los dedos analógicos
Pueden cometer errores enormes
Como navegar felices
En la brisa de terabytes
Y así y todo, llegar a buen puerto. (Poema Códigos)
Y luego, en una soberbia clase de anatomía, nos sugiere que el clítoris podría alargarse; e incluso nos pone delante de una pregunta: ¿y posiblemente lograr la procreación sin concurso masculino? Recuérdese, además, que existen los hermafroditas y los andróginos. Pienso también en la famosa frase de Simone de Beauvoir: -“no se nace mujer, uno se transforma en mujer”; a lo que yo agregaría: -no se nace con un género determinado, el género se construye.
“Si la ciencia no sabe que ese capullo,
que sirvió a Orson Welles
para crear su Rosebud,
es el órgano del placer femenino
Yo, y mi privado conocimiento de mujer,
Garantizo que el clítoris es el órgano
Gracias al cual la hembra escoge al macho.
Es más: como suele ocurrir
En algunas especies animales
Y cuando su población carece de hembras
Permite que los machos se transformen
Y pongan huevos que perpetúen la especie
De la misma forma el capullo del clítoris
dará lugar a dicho prodigio”. (Poema Clítoris)
Clítoris Clítoris es un libro soberbio, nunca había leído un poemario con una carga feminista tan importante y tan contundente. Estela Guedes se aleja de los discursos repetitivos de muchos grupos feministas que son incapaces de ir más allá de las teorías de sumisión y vasallaje que tan bien conocemos. Teorías incontestables, no dudo de ellas; sin embargo, la mayoría evita hurgar en ese espacio recóndito, oculto que es el clítoris, la vulva, los ovarios; entre otros órganos de la anatomía de la mujer:
“Muchos dirán que debería darme vergüenza
De escribir estas palabras
Vulva, clítoris, vagina, himen, pene
Y algunas otras.
Y sin embargo, ¿a ustedes no les da vergüenza
La xenofobia, la pedofilia
Flagrante en la nave central de las catedrales
Más imponentes?
¿No les da vergüenza la discriminación
Social y la de la mujer?
¿Y ustedes que reaccionan
En contra de un “ váyase a la mierda”
No tienen vergüenza de pegarle a los hijos
Y de beber hasta caer podridos/as?
¿Esas mujeres con las manos atadas, heridas
adentro o afuera
torturadas, reducidas a la esclavitud
violadas en los huecos de calles oscuras
y en el espacio burgués de una cama doble
por sus propios esposos?
¿No les da vergüenza?” (Poema Vulva)
Lo que me hace recordar un escándalo que hubo en Colombia en agosto de 2014 por una exposición precisamente sobre la Vagina: Mujer en custodia, de María Clara Castillo; bajo la curaduría de Constanza Toquica que programó el Museo Santa Clara (Bogotá). Pues bien, dos senadoras del partido Centro Democrático (en realidad un partido de extrema derecha -fascista es la palabra adecuada-) pusieron una tutela para evitar que la exposición fuese inaugurada; por fortuna perdieron y Mujer en custodia pudo abrirse al público. Y como sucede siempre con la mojigatería y las posiciones pacatas de los fundamentalistas religiosos, la exposición tuvo muchos más visitantes que en tiempos normales; en otras palabras al desear a toda costa prohibir la exposición lo que hicieron fue hacerle publicidad y por lo tanto la gente tuvo una gran curiosidad por ver con sus propios ojos que era lo que esas dos senadoras consideraban “pecado” e incluso herejía. En esa época escribí lo siguiente:
“ ¿Y cuál es el problema de ilustrar o representar una vagina? ¿Acaso las mujeres, portadoras de este spelaion magnífico, no vienen desnudas al mundo? ¿Y los hombres? ¿Acaso nacen con una hoja de parra que les cubre su miembro?
El miedo al desnudo femenino, léase a la vagina, comenzó a ser una verdadera pandemia con la llegada del cristianismo. Pero sobre todo cuando la misma Iglesia se encargó de prohibir que hombres y mujeres posasen desnudos « (Elucubraciones de una vagina secuestrada, Berta Lucía Estrada Estrada. https://blogs.elespectador.com/cultura/el-hilo-de-ariadna/elucubraciones-de-una-vagina-secuestrada )
Esto último es muy importante tenerlo en cuenta puesto que la mayoría de las religiones manipulan a la mujer a través del control perverso de su sexualidad. Y es ese control el que denuncia Estela Guedes en este maravilloso e inédito poemario-ensayo. La imposición de la sumisión absoluta al hombre, el olvidarse por completo de sus propias necesidades y de sus propios anhelos, el desconocer su propio cuerpo y por ende su sexualidad y el placer que una práctica consensuada puede dar, han reducido a la mujer durante centurias al gineceo y a la eterna figura de reproductora. Y cuando se ha salido de ese cánon entonces se la ha vilipendiado, humillado, pisoteado. Es cuando se la trata de puta, sinvergüenza, guarra, callejera e infinidad de otros epítetos que solo buscan degradarla o incluso negarle el estatus de ser humano como cuando la llaman « perra ».
Espero que este poemario-ensayo se convierta en una lectura necesaria en el interior de la familia, de los grupos feministas, de las asociaciones masculinas ; espero que sea una lectura que se haga en colegios y universidades. Espero, incluso, que a algunos poemas se les ponga música y que no sólo sean leídos en voz alta o recitados sino cantados a capella o con el acompañamiento de un instrumento musical. ¿Qué tal si algunos poemas fuesen convertidos en fado ?
En momentos históricos como Me Too, o el de Las Tésis en Chile, es imperativo que las mujeres levantemos nuestra voz y clamemos por el derecho inalienable que tiene todo ser vivo a gozar de una sexualidad plena, satisfactoria ; donde la palabra « orgasmo » no sea prescrita ; donde hombres y mujeres sepan que el clítoris existe y que es un órgano de placer y satisfacción física y mental. La mutilación genital femenina no sólo se hace con una burda y terrorífica cuchilla de afeitar sino con los tabués religiosos y socioculturales. Por eso Clítoris Clítoris, de Estela Guedes, nos abre nuevas sendas de libertad, nos invita a ser insumisas, rebeldes, autónomas ; y sobre todo nos invita a conocer la dicha que otorga el placer sexual. En otras palabras nos invita a SER, a EXISTIR y a ocupar un verdadero lugar en el mundo.
MARIA ESTELA GUEDES
Clitóris Clítoris
Prefaciado por Berta Lucía Estrada Estrada
Col. O Amor pelas Palavras – dir. Floriano Martins
Poesia . Trilingue
Cintra Edições, ARC Edições
142 pp., 2010, Brasil
À venda exclusivamente na Amazon: https://www.amazon.com.br/
Formato Kindle: 24.99 reais. Capa comum: 87.82 reais