Ballena 52

JORGE CONTRERAS HERRERA


Hay en la poesía de Jorge Contreras Herrera (Tizayuca, 1978) un incendio interno, una llamarada constante de nostalgias y de sueños, el anhelo, el peso de la memoria y el retorno a esos recuerdos nos hablan desde el fondo de la revelación lirica del instante que se va y viene, de los segundos que transcurren en la ausencia y de una metáfora concreta que se desplaza en la piel de “lo-otro”, en la sensación perceptiva; el poeta deja de ser el que ve, pues es visto por la luz de ese mundo que lo habita y que lo sueña aunque sea a costa de la distancia y los deseos. Alejandro Rejon Huchin

 


No digas nada

Si un día en espasmos eróticos despiertas y no soy el que está contigo y en ese instante sientes que un nudo de alambre o enjambre de avispas se mueve entre tu alma y tus entrañas, y sientes entonces, que siempre te he hecho falta, ya no digas nada.

Si un día, entre la muchedumbre mientras caminas pensando en casi cualquier cosa y miras sin querer a una pareja enamorada sonriendo entre charla y besos y sientes entonces, que siempre te he hecho falta, ya no digas nada.

Ese día, lo sé desde ahora, ya no habrá tiempo de reconstruir ruinas, y el café entonces me estará prohibido, y un brindis lo tendré reservado para la graduación o boda de mi hijo y mi sonrisa, ya estará mirando hacia otro lado, y porque entonces, ese día, yo no diré nada. Y no sé, posiblemente le escribiré un poema a una hermosa muchacha sin ninguna esperanza, nada más para saber que aún puedo, y a ella le contaré lo que un día pasó.

Por qué razón hoy escribo, que al decirle estas cosas en realidad te las digo, y que esperé desesperadamente escucharte decir: “no te vayas”.

Hoy es tarde y despierto en espasmos de tos y frío y no estás conmigo, me doy vuelta en la cama con mi vejez y mi nostalgia, nos decimos algo a través de los años, algo como un epitafio, algo que susurro cada noche entre sueños: “Yo te decía, “no digas nada”, y yo esperaba escucharte decir, “no te vayas”.


“En 1989, un equipo de oceanógrafos captaron un canto de ballena que no se correspondía con ninguna especie conocida. El sonido provenía de un solo individuo y comenzó a repetirse anualmente. Los científicos la conocen como Ballena 52, o la ballena solitaria porque, aparentemente, solo existe un ejemplar.”

https://es.gizmodo.com/ballena-52-el-extrano-canto-de-un-cetaceo-al-que-la-ci-1766506978

 

Para Marina Perezagua que me inspiró varias visiones

Ballena 52

Todo es confuso. Incierta claridad.

el pulso del poema, es quietud.

El rumiar las palabras por noches

esgrafiar las carcomidas paredes

el papel con versos que no logras.

El viento habla en los árboles

escuchas susurrar sus lenguas.

No consigues ir por el cuaderno,

elegir la tinta ni hoja en blanco.

No puedes detenerte, tiemblas;

un tornado de visiones inunda

los glóbulos albos en tu sangre.

Has muerto inúmeras veces,

cuando guarda silencio la mirada

ves dándote un tiro en la cabeza.

Hay monstruos, sus flagelos

te impiden descubrir la alborada.

En algún momento te soltaste de la mano,

eras el minotauro con lágrimas de toro

recorriendo tornado de un lado a otro,

los callejones de ese laberinto interminable.

Eras en algún minotauro el tornado

Callejones de la mano con lágrimas.

te soltaste del interminable momento

de un lado del toro el laberinto es el otro

eras de la mano recorriendo el sitio.

El toro es una mano con lágrimas

soldando momentos en los callejones

tornado suelto recorre el laberinto

minotauro es andar de un lado a otro.

Otras veces,

Has sido torturado en el vientre de Falaris,

el bramido es de un bronce incandescente

bufa vapores y humo de incendiado músculo.

Encontraste la historia de los 36 Tzadikim,

los justos que amparan la medida del mundo.

Pitágoras algo sabía del gran cuaternario

y de la expresión cósmica de fríos números.

Existe una ballena que canta

en una frecuencia de cincuenta y dos hertzios

-es una ballena solitaria-.

Existe un árbol también único,

exhala el aliento de todas arboledas,

sus raíces son venas de luz

que impiden el derrumbe del firmamento,

sus hojas reciben y envían señales

a desconocidas galaxias.

Marina es una rama de dicho árbol.

Su sonrisa de ola plenilunia

agita las feromonas del reino mineral.

Ella escribe historias como los árboles

escriben ramas, hojas, pájaros.

Una montaña con su lenguaje de río y piedra

teje un código incomprensible a la inteligencia.

Los ‘36’ piensas en ellos. Todo es un lenguaje.

El mar es un mantram que se hizo agua.

Prepárate para meditar:

llena los bosques de tu cuerpo

inhala océanos de revelaciones

exhala mansamente constelaciones

respira átomos sistemas solares

plena tus pulmones de selvas

deja que los jaguares suban por tus venas

deja salir tiernamente cariños de viento

llena el oxigeno de cantos

En una cueva del Tíbet

un monje medita hace mil años

al pasar por su vasta sombra

del pecho emerge una plegaria

eras un aprendiz entonces luego.

Viste florecer la luz en arco de colores

una mujer que caminaba a un lado

vio hundirse su pie en la roca.

Años ahora

alguien se detiene en la huella pétrea

y mantra un canto.

Un Cyborg así definido por él mismo

cree que con una antena entenderá

o por injertarse orejas en el cuerpo

escuchará las emociones y secretos.

Para los que han escuchado

el rumor del árbol muerto

o el fuego vivo en la ceniza fría

saben que no es con los oídos

como se escucha.

Saben que la visión no está en los ojos.

Cada 52 latidos hay un silencio respuesta,

deshoja un bosque de preguntas.

Hay una ballena que canta en una frecuencia única

en su vacío vive un hombre llamado Jonás

tiene a Ulises recitando a Homero

entre sus páginas de hueso.

Cada 52 secretos hay una palabra

que abre una puerta que camina en un puente

que navega en un ojo que es barco.

La vela que encendiste

cuando en la penumbra era la única luz

sigue encendida.

La noche es una ballena moteada de estrellas

saltando en el infinito, esparce galaxias

y su mirada son universos mirándote.

En algún lugar de la tierra, dos tortugas

veteranas de amar, caminan lento

igual a dos montañas, cada paso es un volcán

cada beso es el estruendo de 52 hertzios.

Ella lee este poema

y encuentra un canto

de cincuenta y dos hrtz.

Los lugares son estados de conciencia

Yo vivía allá, contigo, eras tú el que se quería suicidar

De ti hablo en el poema, porque soy otro.

Eres mi yo del pasado. Te cargo en mis brazos

Y te canto una canción de cuna

Y nada del pasado ha existido

No, ahora, el pasado que te canto, es perfecto.

Te comunicas con esa ballena

no está sola. No lo habías notado antes.


Jorge Contreras Herrera (México, 1978). Poeta, ensayista, editor, promotor de lectura y gestor cultural. Director de Los Ablucionistas A.C. Salud y Felicidad a través del Arte y la Cultura y Director del Festival Internacional de Poesía Ignacio Rodríguez Galván y del Festival Internacional José María Heredia en la ciudad de Toluca. Miembro del comité del Festival Internacional de Poesía de la Habana.  Ha publicado varios poemarios  y sus poemas se han vertido al inglés, italiano, portugués, etc. Es editor de la revista Marcapiel.