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Oscar Portela
Kafka en Senegal
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A Abel Posse    
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Desde que Sartre, Camus, Barrault, Welles lanzaran su nombre a los mercados del mundo, nada permitió que el o los mensajes, disfraces ocultos en madrigueras, conocidos como títulos de Kafka pudiesen banalizarce. Se lo debemos a Brodsito, lo sabemos.

Mis queridos compañeros de Horror Vacuií (aquí, en éste infierno, el Horror es siempre Vacuí). Tan Vacuí como que alguien pudiere llamarce K. Ahora que todos podemos llamarnos K, ahora que el horror se disfraza de cibernética, todo es más liquido y Vacuí aún. Imposible tomar el miedo por el cuello.  

El pánico se hace humo y nos balanceamos sobre la nada, en este inmenso castillo de la aldea global. Castillo al que jamás entraremos sino virtualmente. La muerte, la catástrofe, el fin, se han vuelto Vacuí. El horror que nos ,producía el mal como nos enseñó Hanna Arend, es absolutamente frívolo, es Vacuí.   Los muertos de Treblinka y nosotros los muertos del tercer mundo, somos numeros que deben o no coincidir con los numeros de los mercados bursatiles del mundo. Hasta las guerras no son soluciones tan fáciles para ingresar divisas a los campos de concentración de los excluidos, como lo era en otros tiempos. El tiempo, todo, a pesar del poder, se ha vuelto liquido, como los castillos parlantes de Poé, aunque aquel no fuera aún el poeta del horror Vacuí. Aquí sí. Nada a cambiado desde que los negros fueron transportados a America entre azotes, horca y paludismo. Esto era parte del progreso de los humanismos. Después de todo el humanismo a tenido como misión poblar de almas el mundo, aunque los cuerpos se pudrieran. Hasta Aguirre se peleaba con Dios su cuerpo a cuerpo.

Ahora hemos transportado a estas calles que no son las de Praga, llenos,por aquel entonces de prosperose sastres judios, - 1930 -, a nuestro querido Kafka, el de El Proceso, el de El Castillo, o América, pero la otra América, porque Franz nos ignoraba por entonces y América era solo el Norte. Solo nosotros sabemos que el Sur existe. Y acá, Franz sigue escribiendo interminablemente su zaga del absurdo, de los culpables sin culpas ni procesos, del hambre como un karma aterrador, a pesar de lo cual los moralistas siguen predicando justicia. El buitre ignora esta palabra. La tragedia también. El Horror Vacuí la desconoce. Y Kafka que en las Bahamas no sabría que hacer o se moriría de angustia, mira estas calles rotas, llenas de pobres que no saben cuanto lo son, a estos pobres ricos que se escurren también entre el humo del ser y el de los poderosos motores de sus autos, con estupor.  

Como aman la vida los que van a morir. Como se sujetan a ella. Que afán de luz la de éstos condenados, como diría Virgilio, que han cambiado a Ribadavia por Maradona - efecto liberador de una república democrática-, a Gardel por Rodrigo,a Martinez Estrada por Sebreli, a Pellegrini por De La Rúa, y así de interminable la lista.  

En realidad han elegido cambiarlos, en realidad han tenido oidos para verdades no dichas hasta hoy ( Nietzsche )? O son tan pobres que ni siquiera el verdadero dolor a llegado hasta ellos. Ahí están a a las puertas del El Castillo esperando que algún día de habrán. Son Demócratas dicen, buscan la felicidad (la han encontrado), son libres agregan - ya no van a las minas y sin embargo un ejercito de K se desplaza en torno al visor principal en donde el señor del castillo da de altas y bajas. Ahora buscan empleos de acuerdo a estrictas normas de razón, pero siguen muriendo sin saber para que empleaban su tiempo en largas colas y lo distribuían también de acuerdo a normas de estricta dietética. Por aquí y por allá algunos, mendigos - descendientes de Heraklitus dicen-, ven todo y se preguntan como hace más de dos mil años continúan sin distinguir entre el sueño y la vigilia?   Los humanistas lo afirman aunque Kafka ahora en Corrientes comiense a ver como sus profecías, realizadas para un mundo de cultura exquisita, alcanza en Corrientes proporciones desmesuradas.  

Los muertos se levantan de sus tumban para ver a los abogados del proceso, que siempre tienen una instancia superior que apelar.Se trata dla misma repetida pesadilla me dice Bodi. El mismo Kafka se arrepiente horrorizado de haber escrito el proceso. Harapientos en interminables procesiones que recuerdan el festín de las águilas para esperar sus valores a fin de mes. Hombres que se enriquecen en minutos.  

Políticos que se babosean sobre los microfos de las radios. Almuerzos en tv para no desentonar con ese primer mundo donde Fanz Kafka vivió sus pesadillas que continúan transformandosé. Y la realidad vaciándose en forma liquida, vaciándose y dejándonos solo la impresión de estar en una vieja caverna donde solo veíamos los simulacros de las cosas y jamas las cosas mismas, tal vez ( solo tal vez) por que las cosas mismas no han existido nunca, mas que un Dios soñador que es incapaz ahora de soñar su propia existencia.  

En nuestros días como no en la década del 50 los filósofos siguen remitiéndose a Kafka. Tanto Lyotard, Deleuze como Derridá. Las afinidades entre America y el África corre por cuenta de la imaginación del lector. Basta afirmar que cada vaca Europea recibe. 2.70 dolares de subención por día,mientras 2.700 millones de personas en todo el mundo - casi el cuarenta por ciento de la población mundial, recibe dos dolares por día.   La historia s un error decía Nietzsche cuando Hegel afirmaba que ésta nos conducía al cielo ( el fin de la historia y los grandes relatos de Kojeve y Fukuyama), pero en medio de la globalisación y la homogeneidad, existen todavía hombres que viven en la edad de piedra, y en las grandes megalopolis, convertidas en desiertos de multitudes solitarias - gregarias unas y nomadas otras -, vemos que lo único que puede delirar finalmente en éste mundo, es la razón endiosada durante siglos y efectivamente enemiga del pensar como afirmaba Heidegger. Si el extasis temporal reune pasado, presente y futuro en un instante, y debemos excavar en lo no dicho del pasado para saltar desde el instante al futuro, donde estan los "arqueologos del pensamiento" que lleven a la praxis éstas utopías? Por el momento, la comunidad se trivaliza, se fragmenta, y la violencia material, es trivial comparada con el desierto de la vacuidad que inunda el espiritu humano. Que la angustía no debe paralizar a los que ven - todavía ven -, bien, pero cuando el desierto se propaga, preguntar cada día más, es la verdadera plegaria salvadora del pensamiento.

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