Oscar Portela
Trakl y Celan frente a frente

El suicidio de Georg Trakl sucede en pleno campo de batalla por sobredosis de morfina en medio de gemidos de moribundos que se desangran antes de morir: es el fin de los que llamamos eufemísticamente " primer guerra mundial". Alemania mutilada, devastada, entraba en un cono de sombras que abonaría el terreno para el segundo episodio que también llevaría a un poeta al suicidio la segunda guerra mundial.

"La tenaza" sobre Alemania estaba configurada y cartografiada por las potencias liberales que lideraban el planeta: arriba el avance sin pausas de Rusia y la sombra del comunismo estalinista y abajo la prepotencia aún colonialista del Reino Unidos y sus aliados. El "estado de cosas" en terminología de Wenders  lo describe Bergman en "El huevo de la serpiente": anarquía, depresión, hambre, crisis de todo sistema representativo (La Republica de Weimar que hoy abarca la representatividad de los organismos y tratados internacionales) : impotencia, frustración, disgregación social. La aparición de Hitler es aplaudida por todos los enemigos del comunismo internacional: desde Churchill a Pío XII (Concordato). Ver su incursión en España.

Si Trakl había visto el declinar de toda morada - si había hecho suya la frase de Rimbaud "aún no estamos en el mundo" - y se había descidido por el suicidio antes que por la locura - Paul Celan se inviste de todas las culpas frente a su pueblo por (¿haber sobrevivido tal vez?)  mientras su familia moría en Dachau.

Lo que aquí se dice es que un acontecimiento se enlaza con otro más allá de las causalidades históricas y Celan no encuentra - como no encuentra Trakl - y a pesar del mesianismo judío de una palabra de salvación: la que escribe Celan en el libro de Heidegger  en "Todnauber": una palabra de salvación  se interpretó desde Adorno en adelante como el erdón exigido al rector de Fribuburg de Brisgovia:  perdón:  ¿ante que "altar" puede pedirse y en nombre de que "sujeto" perdón a que "tú" si las humanitas han desaparecido yá?. Celán no va a encontrar aquí  tampoco ni un aura "salutífera" - expreción de Heidegger - que le permitirá la espera infinita de una palabra nunca pronunciada. El maestro de Frisburg lo advierte.

Tampoco Trakl la había encontrado cuando hablaba del alma viajera, del alma sin morada: la tierra tenía un visitante ilustre que hoy proyecta unanimente su sombra sobre el planeta: el "más inhóspito de los huéspedes":  (Nietzsche) es decir:  el nihilismo que todo lo convierte en cenizas.

Un suicidio más, una provocación al Occidente actual: el "harakiri" de Mishima en un mundo aparentemente "administrado" racionalmente y que hoy moviliza todos poderes por el dominio absoluto de lo ente desde el manejo de la información y la creación de inteligencia artificial  a la posibilidad de colonizar otros planetas frente a la destrucción de éste.

El planeta como "stock" de reservas se agota y la presencia se esfuma en la memoria virtual o simulacro de presente informatizado. La posibilidad de una guerra total (la primera según Virilio) está a la mano hoy más que nunca sin que ello nada decida acerca de acaecimiento propicio.

Más nada decidirá tampoco con respecto a aquello que buscan desesperados los poetas: una aurora, la aurora primigenia en donde nada tiene ya un "telos", una finalidad, ni ninguna ética un "arjhe" (un arquetipo) pues quizás al mortal solo le quede a aquello de repetir con Rilke - o con Eckardt - "la roza florece sin porqué".

Una estrella que marque otra vez una madrugada. Pero para ello necesitamos no dormir y “ver” allí donde crece “el peligro” porque solo “allí crece también la salvación”.

Oscar Portela.

Corrientes 26 de julio del 2006

GRODEK de Geoge Trakl
Por la tarde resuenan en los bosques otoñales
las mortíferas armas, y en las llanuras áureas
y en los lagos azules rueda el sol más oscuro.
La noche abraza a los guerreros moribundos,
irrumpe el lamento salvaje de sus bocas quebradas.
Pero silenciosas en la pradera,
rojas nubes que un dios airado habita
convocan la sangre derramada, la frialdad lunar;
y todos los caminos desembocan en negra podredumbre.
Bajo el dorado ramaje de la noche y las estrellas
vaga la sombra de la hermana por el bosque silencioso
saludando las almas de los héroes,
las cabezas sangrantes.
Yen el cañaveral suenan las oscuras flautas del otoño.
Oh, qué soberbio duelo, con altares de bronce;
un terrible dolor nutre hoy la ardiente llama del espíritu,
por los nietos que no han nacido aún.

Versión de Helmut Pfeiffer
 

Oscar Portela, nacido en la provincia de Corrientes ( República Argentina) el 5/13/50, es considerado hoy por las más importantes voces de la literatura de su país, como una de las más potentes voces de la poesía y el pensamiento latinoamericano. Administrador Cultural, ha ocupado importantes funciones en su provincia y ha integrado por dos periodos consecutivos la Comisión Directiva de la Sociedad de Escritores de la Argentina, presidente de la misma entidad en su Provincia, Director de revistas como Tiempo y Signos, entre otras, es y a sido Asesor de Cultura de la Honorable Legislatura de la Provincia de Corrientes. Doce títulos de su obra poética editadas (Senderos en el Bosque, Los Nuevos Asilos, Memorial de Corrientes, La Memoria de Láquesis, etc), y obras ensayísticas en las que se ocupa preferentemente del pensamiento filosófico contemporáneo, (Nietzsche sonámbulo del día), le han valido la consideración de importantes pensadores de su país.

Ha publicado en España, México, Venezuela, Paraguay, y casi todos los medios de prensa de la Argentin y dictado conferencias en España, Paraguay y provincias Argentinas. Asimismo es especialista en critica e historia del cine y es autor de letras de obras musicales en su mayoría inéditas.