APARECE en los ojos
es raro filamento,
algún tipo de branquia,
una fibra distinta en
el humor vítreo,
—si es que ahí se
aloja,
o es en el epitelio o
en otra cavidad aún
desconocida—
Será un extraño
pliegue de la córnea
el desvío en la
mácula, el simple descreer,
pero el modo en que
mira
aquél al que le han
arrancado la casa
no se olvida jamás,
resplandece en
cambio. No busques su mirada
en sus ojos circundan
los horrores del alma
dentro de sus pupilas
la niebla y la
derrota.
—Fue de ese modo
exacto que dentellé mis ojos
en el rostro apagado
del que vino a ultrajarnos
quise ahogarte en
furia,
atragantarte
en tu propio corrupto
mar de abyectas mentiras.
Bajaste la mirada
siempre que te fue posible
hoy recuerdo tu
nombre y recuerdo tu rostro
jamás repetiré esas
letras juntas
o ensayaré un retrato
de tu espanto
aunque claro
no puedo decir esto
sin pensarlo
sin darte una morada
en mi cabeza
una casa en la mente
para que cada pulso
cada meditación y
cada pensamiento
crezcan olas de
estaño y te marchiten.
De esta casa he de
echarte cada día
volver a imaginar tu
horrible aspecto
para morder tus ojos
y arrancar tu lengua
y para proscribirte,
deshacerme de ti,
expulsarte en cada
uno de mis días en la Tierra,
y finalmente,
si algún final
posible hubiera en todo esto,
será el final de ti,
será mi muerte.
Han de morir conmigo
lo prometo,
cada uno de los
rasgos precisos
de tu nombre y de tu
rostro.
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