|
Carlos Barbarito es un
poeta y crítico de artes plásticas argentino,
nacido en Pergamino el 6 de febrero de 1955.
Asegura no saber qué significa
pertenecer al mundo de
la literatura;
dedica todo su tiempo a la escritura, pero no
goza del mismo nivel de fama y reconocimiento
público que sí disfrutan algunos de sus
contemporáneos. Su especialidad son los
poemas breves,
y admira a quien sea capaz de escribir algo tan
extenso como una novela, ya que cree que le
resultaría extremadamente fatigoso y que de
seguro se perdería a las pocas páginas. En una
ocasión, declaró que nunca había escrito ni
siquiera un relato corto; sin embargo una de sus
obras, según el autor
de género más o menos
inclasificable,
fue incluida recientemente en una antología de
cuentos. Hasta el momento, ha
publicado casi veinte poemarios, entre los
cuales se encuentran "Poesía
quebrada", "Caballos
y otros poemas", "El
peso de los días"
y "Figuras de ojo
y sombras".
Algunos de ellos, así como un par de antologías,
han sido lanzadas en formato digital. Son
asimismo de su autoría los libros "Acerca
de las vanguardias"
y "Diálogos con
Carlos Barbarito",
que tratan sobre su visión acerca de las artes
plásticas. |
|
CARLOS
BARBARITO
Dedicados
|
|
Cena de
cenizas
A Julien Gracq
Tal vez el secreto esté en frotarse los
ojos, al menos una vez al día. En ser pasajero
en tránsito en el cuerpo de la primera y última
mujer desnuda. Pero, ¿de qué secreto se trata? Y
si alguna vez llegamos a averiguarlo, ¿qué
alivio nos traería tal revelación? Por ahora, y
hasta nuevo aviso, una extensa playa en la que
cerca de la orilla alguien plantó, para
olvidarlo luego, un parasol; una figura con
anteojos negros que mira, a través de los
vidrios, un cuarto vacío; un relámpago en la
tarde sin tormenta a la vista.
Días compuestos de horas sin timón ni oráculo,
de cuchillos desafilados y maniquíes a imagen y
semejanza de quien, en lo oscuro, nos acecha, de
dioses que al menor contacto con el aire se
desmayan. Días de voces: miren la chispa que
brota de mi dedo. Hay quienes creen verla
contra toda evidencia. Días y noches de augurios
tallados en jabón, de profecías amontonadas,
junto a palas y martillos rotos, en sótanos con
olor a humedad, de un nuevo Edén pintado en un
lienzo de mala muerte, para colmo mal pintado.
Marzo, 30, 2016
|
|
Anuncio desde las grandes piedras
A Saint-John Perse
Así se constituye el deseo y no de otro modo. Y así todo se
fundamenta, ladrillo y cemento. No importa
cuántos se reúnan, urgidos y sedientos, en una
habitación que es nave y también templo. Por
cada piel, aceites. Por cada piel, aguavivas que
no causan ardor y si lo causaran es como si ese
ardor se mezclara con una golosina. Líquido
precioso ofrecido sin límite. Entrada amplia de
desierto a jardín. Un destino para los que vagan
por ciudades levantadas sobre lomos de tortuga.
Sello que se rompe para que el libro se abra
justo en el pasaje que habla de las sombras de
los pájaros en vuelo y de las trombas en viaje.
|
|
Solitudinem
A José Miguel Pérez Corrales
Sólo
atiendo
a lo que
me sobrepasa.
Oigo la voz que es tan ajena
como mía y, en lo remoto, alguien que soy y no
yo, se interna en el agua en un último y
desesperado intento por al fin nacer. ¿En qué
creo, en qué descreo, hasta dónde llegaré, si es
que hay un lugar al que llegar, antes de que
alguien, por piedad o costumbre, me cierre los
ojos? Mi dolor, este dolor, ¿es el mismo que
siente aquel que extiende la mano para recibir
una moneda? ¿Qué recibo yo al extender mi mano?
¿El residuo de alguna lejana conversación, las
sobras de la cena de los amantes a quienes les
importa poco y nada si existo?
|
|
Anotación en una pared de una casa vacía
A Hilda Paz
Toda el agua del mar cabe en un vaso; mientras
dura el trasiego, percibo el porvenir: mitad
lobo y mitad oveja. Un número, la latitud
última, la vida a ras del suelo, la muerte
ávida, con ánima y sexo. Cargado y sin asiento,
al cabo de la larga jornada lunar; la razón de
la locura, la locura en el devenir del humo:
sin arte
–me dijo-,
la estafa,
el crimen.
Devuelto al espacio
donde se acomoda la espina al tallo, a la espera
de la flor; la espera se convierte en agua, al
agua se la beben, a grandes tragos. Ésta, la
materia oscura: medianoche que gira sobre su
propio y recto eje, una y otra vez, y otra, y
otra…
Mañana, tal vez, podré decirte como me llamo.
|
|
|
|
|