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PORFIRIO MAMANI MACEDO

Porfirio Mamani Macedo ha nacido en Arequipa (Perú). Es doctor en Letras en la Universidad de la Sorbona. Se ha graduado también de abogado en la Universidad Católica de Santa María, y ha hecho estudios de Literatura en la Universidad de San Agustín (Arequipa). Ha publicado libros, y poemas y cuentos en varias revistas en Europa, Estados Unidos y Canada. Ha enseñado en varias universidades francesas como en la Sorbonne Nouvelle-Paris III, y en la Universidad de Picadie Jules Verne

Paris de mi alma, siempre de pie

París, siempre París.

Luz lumbre del camino.

Madre universal,

sueño del hombre y su miseria.

 

París, día que vence a la noche,

vence también a la oscuridad,

y desnata los tristes ojos de la gente,

muestra la senda, la luz y la vida.

 

No es un  sueño lo que veo,

es la muerte que camina,

que habla conmigo,

me saluda, me sonríe

y se pierde entre las negras sombras,

las sombras de la nada.

 

Ver  para creer, ver para opinar.

París, siempre París de mi alma,

mi río, mis calles y mis sueños.

Veo lo que veo, el silencio y la nada.

Voces, ruidos, palabras que se quiebran,

y se doblan en la frontera de los sueños,

pero los muertos  vuelven a la vida,

y recorren los parques conmigo,

me susurran sus cantos,

y yo no oigo nada, por el trueno,

el estampido en la carne  y la memoria.

 

Primer amanecer después de la barbarie.

París, siempre París de mis ojos.

París de mi alma y de mis pasos.

Querido París de mis andares,

de mis tristes y miserables días,

de mis amores y mis sueños.

 

Vuelve la luz a ver la luz,

vuelven los sueños a ver los sueños,

vuelven las terrazas a ser terrazas,

y yo me siento a recibir el sol,

el sol de la mañana, el sol de la tarde.

Y París está en mis venas,

en el brillo de mis ojos negros.

 

París, siempre París,

sueño de los que duermen

sueño del mundo entero.

Mi querido París,

siempre tú en mis andares.

Mas tengo frío en mi París,

un frío extraño,

como viento helado

que me arranca los pelos,

pero camino empujando

mi sombra pesada en el camino,

por las calles heridas de París,

y no me alejo a ninguna parte.

 

París, París de mi alma

cuánto dolor en este pecho.

Tan amargo y triste amanecer,

hoy cuando es el ayer,

el ayer cuando es el mañana,

vuelvo a oír el golpe de la muerte,

una vez más la mano de la muerte,

te lanza una noche,

te clava en el vientre,

tú que nutres de amor y libertad desde siglos

la vida  y los sueños de los hombres,

y  del mundo entero.

 

París de mi alma, réquiem por ti,

por tus hijos que vuelven a la tierra,

por la lágrima que queda en la orilla,

de la vida, del silencio y la noche.

 

París de mi alma,

Eres luz, y la luz vuelve a la luz.

París siempre de pie,

para seguir andando

y seguir alumbrando el camino,

como siempre lo has hecho.

París de mi alma,

constante amanecer

de la Libertad y la Vida.

Porfirio MAMANI MACEDO . París 18/19-11-2015